La gestión de la Cooperativa en Las Varillas, presidida por Fernando Bossi, ha sido objeto de críticas por su falta de cumplimiento de promesas y su manejo financiero cuestionable.
A pesar de haber prometido reducir las tarifas eléctricas al inicio de su gestión, esta medida nunca se concretó, lo que generó decepción entre los ciudadanos.
Las afirmaciones sobre una supuesta quiebra de la cooperativa, durante la gestión anterior, no han sido respaldadas con pruebas concretas. Sin embargo, lo que no deja dudas es la veracidad de la actual situación financiera y económica desastrosa, declarada por la administración de Bossi en el último balance cooperativo.
El hecho de que los empleados afines a la actual administración se hayan aumentado los sueldos en la cooperativa contradice la narrativa de crisis económica, sugiriendo una falta de coherencia en la gestión de recursos.
Los actuales empleados, muchos de ellos contadores que antes solían disparar críticas sobre los altos salarios de empleados afiliados al sindicato de Luz y Fuerza, perdieron validez cuando esos mismos empleados se afiliaron a Luz y Fuerza, lo que plantea cuestionamientos sobre la objetividad de dichas críticas.
El reciente balance financiero, que muestra un déficit de más de 600 millones de pesos, evidencia una gestión deficiente y un fracaso en el manejo de los recursos cooperativos.
La ausencia de listas opositoras en las elecciones refleja que los asociados prefieren que a la actual conducción le sigan explotando en sus propios balances toda su ineptitud. Prefieren la continuidad de una gestión que solamente ha logrado crear los problemas económicos y financieros de la cooperativa, de los que culpaban a sus predecesores.
La repetición de nombres en las listas electorales indica una falta de renovación y la persistencia de un grupo de personas fuertemente vinculadas a la actual administración, lo que limita la diversidad de ideas y enfoques en la gestión cooperativa.
La crisis económica, financiera e institucional en la Cooperativa de Las Varillas es evidente, y es necesario un cambio de rumbo y una gestión más eficiente para garantizar el bienestar de sus asociados y el desarrollo de la ciudad.
